A lo largo de los años la World Wide web ha ido evolucionando de manera veloz y constante, si bien, todas las mejoras han sido valiosas e importantes, no es hasta los años sesenta, con la introducción de los navegadores de texto, que la web se enriqueció hasta el punto de volverse fundamental para el desarrollo de la vida humana. Presenciamos una transición de la web 1.0 en la que la comunicación y todos los productos digitales estaban pensados de manera unidireccional, sin que el receptor tuviera derecho a opinar sobre los contenidos que le ofrecían, a una web 4.0, en la que la máquina sabe más de nosotros que nosotros mismos, por eso elegimos no pensar.
Sin duda alguna, la web 4.0, ha traído consigo muchas ventajas, de las que somos conscientes porque esta misma se encarga de recordárnoslo constantemente, por ejemplo, la democratización de la información y el fácil acceso a espacios de entretenimiento y ocio; sin embargo; esta libertad de navegación tiene implicaciones que afectan cualidades inherentes al ser humano como la autonomía.
Una de las genialidades de la web 4.0, es la inteligencia artificial, definida según John McCarthy como “el proceso de hacer que una máquina se comporte de formas que serían llamadas inteligentes si un ser humano hiciera eso”, ahora bien, para que la inteligencia artificial esté al servicio del ser humano, necesita del Big data, que de acuerdo con Forbes es “el análisis masivo de datos, que tiene distintos fines, bien sean comerciales, electorales, sociales, publicitarios, entre otros.”.
Estamos constantemente maravillados por la eficacia y la “generosidad” de la web 4.0, aparentemente las redes sociales y plataformas más utilizadas como Facebook, Instagram, YouTube, Google, Gmail, entre otras, son de uso gratuito, pero ¿en realidad lo son? En realidad, el precio que pagamos por el uso de estas herramientas es nuestra información la cual es utilizada por las grandes compañías o los grandes grupos económicos para unificar las sociedades, ejerciendo así, un control camuflado detrás de la idea de libertad de elección.
Visto de este modo, la tecnología y la ciencia, parecen estar al servicio del ser humano. Como si no fuera suficiente, con una gran parrilla de opciones predeterminadas que nos ahorran el trabajo de pensar o de tomar decisiones referentes a cualquier tema, ahora, tenemos un dispositivo móvil lo suficientemente cómodo para transportar a todas partes e idóneo para suplir varias de las necesidades humanas, estamos hablando de los smartphones.
A lo largo de los años, los smartphones han abandonado de cierta manera, su propósito inicial, el cual era servir como medio de comunicación a larga distancia, ahora, está asociado a varias necesidades adicionales. En primer lugar, el ser humano ha desarrollado una necesidad de reconocimiento y aceptación, para la cual las diferentes marcas han creado varías soluciones a través de modas y tendencias, por ejemplo, para muchas personas tener un celular de marca Apple es una necesidad directamente relacionada con la aceptación en un grupo social.
En segundo lugar, los celulares, han venido supliendo la necesidad de interacción con los otros. Existen aplicaciones como WhatsApp, que permiten la mensajería instantánea, la formación de grupos entorno a un tema en común, la comunicación a larga distancia por medio de videollamadas y muchas otras opciones, que resultan vitales hoy en día para tener un acercamiento virtual con las personas. Este tipo de acercamiento parece ser más atractivo para los cibernautas, que han elegido cambiar el contacto físico y las relaciones cara a cara, por relaciones digitales.
En tercer y último lugar estos dispositivos son considerados como una extensión del ser humano, puesto que, permiten la realización exitosa de tareas instintivas del humano, como por ejemplo la ubicación geográfica, los monitoreos de salud, la planeación de los días y la misma compañía con asistentes virtuales como SIRI.
Es por esto que para el ser humano, en la actualidad resulta realmente imposible vivir sin el celular decide liberarse de utilizar ciertas capacidades cognitivas y depender cada día más de estos dispositivos, estas personas dependientes son conocidas como “smartphones zombis”. De modo que, es pertinente preguntarse ¿El uso de internet y los dispositivos móviles nos hace más libre o todo lo contrario?
Comments